jueves, 10 de agosto de 2017

MENCIONES DE HONOR POESIA- CASTELLANO -ARGENTINA

PRIMERA MENCION ANGELICA ALICIA BALISTA

DE LAS SOMBRAS

De las sombras
surgen las palabras  recuerdos  imágenes
invaden tu sueño
ocupan los días
y hasta te persiguen por las calles


quieres ser poeta
escribir tu primer verso
como enigmática música
que se oye con los ojos


fluye impetuosa la palabra
como la lluvia consentida
que duerme en las cuerdas del piano
y sube los peldaños
de una escala cromática


cantar con la garganta quebrada
con labios de piedra
con la boca cosida
esa canción extraña
-de niebla  y tristeza-


el verbo y su espíritu
tiemblan con el grito germinal
escriben tu destino sobre el agua
esperando el milagro de la creación


la palabra nace  canta  habla
te abraza el alma
te contempla en el silencio de la noche
y enciendes el fuego para reconocerla

SEGUNDA MENCION PABLO ESPOSITO
           Cada minuto.
                           
Cada minuto nace una palabra de amor
se crean poesías
con palabras cotidianas
con sentidos y sentimientos nuevos.

Cada minuto te recuerdo
siento tu presencia dentro de mí,
escribo palabras bellas
sentidas por mi corazón.

Cada minuto nace un amor
y muere un desamor,
pronuncio tu nombre
y acaricio tu figura imaginaria.

Cada minuto el amor
se hace fuerte, florece
y crece, amándote

hoy más que ayer.
TERCERA MENCION FELIX LOIACONO
No le voy a contestar…
Se miró un toque más en el espejo
el ojo tan hinchado;
le quedaban un par de horas resbalosas,
sin dudas ni retrasos;
en el bolso se guardó un poco de ropa
y aquel rímel gastado,
en la casa de una amiga están los nenes
también algún abrazo.

Vio su casa una vez más, ya no era suya,
tan propia y tan ajena;
le dejó aquellos silencios resignados
que bajan la cabeza.
Escapar y no volver, no habrá retorno
un salto de ala delta
preparada a resistir todos los vientos
con alma de trinchera.

Tiritando le dio llave a ese pasado
de golpes y de gritos,
se apuró como quien huye del verdugo
con rápidos latidos.
Sobresalto. Está sonando el celular
mensaje mal venido.
-“¿Dónde estás? ¿Llegaste a casas? ¿Qué comemos?”
Disparo de cinismo.

“No le voy a contestar, no le contesto”-
se dijo decidida.
Tomó un taxi por seis cuadras, todo urge,
el miedo la mordía.
Otra vez el celular, otro mensaje,
tragó frío y saliva.
-“¿Dónde estás hija de puta? Contestame.”
Un buitre oliendo heridas.

“No le voy a contestar, no le contesto”-
gritó para sí misma.
Se bajó del taxi, y rápido cruzó
nerviosa la avenida.
Otra vez el celular, “está llamando”
y entonces convencida
estrelló con todo el odio el aparato
pariéndose otra vida.


“No le voy a contestar, no le contesto”-
se dijo decidida.
Escapar y no volver, no habrá retorno
gritó para sí misma,
le dejó aquellos silencios resignados
tan nueva y encendida.
aquí está con el dolor con el coraje
pariéndose otra vida.

CUARTA MENCION ANA AURORA DIAMANTE
FLOR DE BARRIO

Tuvo mi barrio viejo
una reina de corazones,
un amor portátil,
un pájaro que en vez de volar… pedaleaba
su bicicleta, requebraba
en la baldosas de la siesta.

Era como una aparición para mis años niños,
su pelo largo y ondulante como sus polleras,
su cintura breve y su blusa blanca,
encorsetada y bella, volátil,
su boca roja, negras sus cejas, como sus ojos
ella era para mí, como un hada,
para los hombres, breva.

Yo no sabía que misterio encerraba,
ni que murmullos de jóvenes y viejas, latía,
cuando pasaba acariciando el aire,
La Pajarito con su bicicleta… y se cerraban los postigos,
y algún coche vecino circulaba tras ella…
¿ a donde van ? ¡ y como no seguirla
con su porte ausente de reina !

Más tarde, supe que alimentaba sueños,
que ponía suspiros en bocas secretas,
que le daba vida a esperanzas muertas,
flor de barrio en sus chatitas negras.
¡Una María Félix ¡ - decía mi padre –
Sus pechos bailaban bajo blanca tela
y los hombres miraban de reojo
y las mujeres maldecían sus huellas.

La recuerdo como un ángel extraño,
silenciosa, radiante y altanera…
cuantas historias contarían sus faldas…
¡ si pudieran ¡
Ella, flor de barrio que marco la siesta,
ella dejo frutos, lo supe y me alegra.
Ella, vivió en las mentes,
Vive en la mía que la recuerda,
Imagino en otras… si alimento noches,
ese pájaro bello en bicicleta.

QUINTA MENCION INES LUISA LASALVIA

TRANSICIONES

TRANSICIONES

Medianoche, lluvia y soledad
trilogía armoniosa, amalgama de  misterios
con su sacra y oculta majestad
vuelven las angustias a golpear
las clausuradas puertas del pasado
el alma es cual la nave de una iglesia
eleva el órgano su álgido sonido
Réquiem de gloria, celebran su memoria
inútil funeral acumulado de vivencias,
pues yacen apiladas, mas no muertas
su espíritu gimiente reaparece
en cada noche armoniosa como ésta
lamentos inmortales de ánimas que intiman
reclamando la razón de sus eternas condenas

Tocatta y Fuga, su voz creciente y visceral elevan
sentimos lo inasible y pretendemos apresarlo
revivir el recuerdo, congelado, al calor del averno
en un fuego letal e inagotable
no dejar que regresen a sus tumbas
sin darle una respuesta a su demanda

Pero la lluvia no es mas que una sucesión
de lágrimas cautivas en las redes de las horas pesarosas
la fantasía, es una diáspora que se volatiliza
cuando el rey Cronos anuncia su presencia
su egregia figura, inequívoco símbolo de lo formal
da cuenta de lo efímero de la abstracción
en el decurso de la inmutable eternidad

nos marca así, que ya la medianoche
cede su cetro…….la brújula se inclina
virando el rumbo hacia el nuevo día
Las máscaras se aprestan presurosas
para encubrir las diurnas mezquindades
entonces, a la luz del espejo me cuestiono
cuál será el rol, que el deber le exigirá a mis horas

Que aturdimiento agobiará mis días
en este transitar de vanidades
hasta que vuelva, en una  noche como esta
a seducirme esa armoniosa trilogía
Y comprobar así, que el antifaz
es un piadoso telón de identidades
solo un bufón, confundiendo
con su grotesco sonar de cascabeles
todo murmullo interior y verdadero
el bullicio, es un vacío disonante
imagen transicional de la crueldad, desfigurada
tras los cómplices velos del imposible olvido

SEXTA MENCION ALICIA MARGARITA KOHLER       
CANTO A LA VIDA


Miro a la distancia, majestuoso emerge el sol.
Cantándoles los jilgueros al amanecer
vibra la mañana recomenzando la vida,
por el emotivo ritual de colores y cantos.

Le sonrío a la vida y le ofrezco mi ser.
Por regalarme la grandeza  de este momento encantado.
Por entregarme los prados con sus destellos dorados.
Por obsequiarme las flores, sus aromas y colores.
Por regalarme, montañas, ríos y cielos serpenteantes.
Por solo mirar todo esto, invitarme al amor, todo es amor.

Por tantas horas mágicas de luces
Hoy le canto a la vida y abro los brazos al cielo.
Y espero que se vista la noche
con las plateadas estrellas y la luna apasionada.

Cuando aparecen ellas, toca el amor a mi puerta,
entregándome sonrisas, su corazón y su alma
encendiendo la pasión con sus suaves palabras.
Y me envuelvo en el misterio , sintiéndome hechizada
en esa noche plateada.

Noche de amor y suspiros
Noche que canta a los sueños.
Noche que vibra la vida.







PRIMEROS PREMIOS DE HONOR POESIA CASTELLANO

PRIMER PREMIO- LILIANA NOEMI BARDESSONO
La voz de los olvidados


Es triste llegar así a viejo
Cuando nos cuidan extraños
Como objetos vacíos, oxidados...
Porque mis manos tiemblan,
Mis piernas no me sostienen,
Mi columna se ha vencido
Igual que mis años cumplidos;
Y en mi cabeza anidan aves
Con cientos de nidos oprimidos...
Andadores, sillas de ruedas,
Algún bastón de metal o madera.
Cama ortopédica para los más desdichados.
Dientes postizos, audífonos encastrados.
Somos un cúmulo de achaques,
De innumerables calamidades,
Somos viejos desafortunados
Que no le importamos a nadie.
Feliz de aquellos mortales
Que no están vegetando por años...
Sobre sillas, sobre mesas,
Soñamos los desventurados
Con esos días felices por todos despreciados.
¡No nos hagan a un lado!
Una vez fuimos jóvenes, lozanos,
Les dimos cariño, los cobijamos.
¡Óigannos, somos la voz de los olvidados!


SEGUNDO PREMIO CRISTINA ELVIRA SAMARA
                                                       Solo un niño

Sólo un niño…



Carita feliz,
mirada risueña,
pequeñas pisadas,
que serán promesas.

Infancia en flor,
que solo anhelas,
dibujar la alegría
en canción de Sol.

Pobreza, cual sombra intrusa,
cubre tu infancia de sueños,
largas jornadas de agobio,
menguan tu descanso,
laten con tu hastío.

El Sol se vuelve negro,
cuando te ve deambular,
pequeña niña en vigilia,
gemidos de frío en soledad.

Yaces aquí, cuando amanece
moneditas de pan y un vaso de leche,
al abrigo de un saco perdido,
al abrazo de otro niño con frío.

Infancia cautiva,
de la pobreza y el olvido,
de la mirada esquiva
y del juicio encendido…

Vergüenza dormida
 ¡Despierta!
Derechos de niños,
 derechos cautivos

Jugar,
tu derecho sólo cobra vida,
entre tiempos escondidos,
y cómplices risas de niños.

Aprender,
tu derecho más esperado,
busca refugio  en lo oculto,
y evita ser olvidado.

Sapiencia se hace camino,
entre la oscuridad y el silencio,
burlando al destino incierto,
que a su paso te encadena.

Sólo buscas los libros,
que te permitan crear,
mundos lejanos y vivos,

donde hallar LA LIBERTAD



TERCER PREMIO                        JORGE ESTEBAN COSTA

                                                        
                                           DE  AQUELLOS TIEMPOS                                     (1)           



                                 Ingresas a  mi mente sin esfuerzo,                                                                                                                                            
                                 en tiempos de mi vida adolescente,
                                 donde luchaba por buscarte sutilmente,
                                 para soltar  las fantasías de mis sueños.

                                 Y te has quedado en aquella etapa de mi vida,
                                 como un perfume que agita mis sentidos,
                                 y percibo que este tiempo que se ha ido,
                                 se ha transformado en tenaz melancolía.

                                 Te has quedado  para siempre  en aquel barrio,
                                 donde conocí tu alegría y tu inocencia,
                                 donde no me alcanzaba la paciencia,
                                 para aguardar nuestro encuentro solitario.

                                 Te has quedado en aquel tiempo de ventura,
                                 donde el sexo era un pensamiento de osadía,
                                 cuando solo por quererte pretendía,
                                 rozar tu piel y admirarla en su tersura.

                                 Te has quedado en aquella tarde lejana y loca,
                                 donde juntando el coraje de un valiente,
                                 comencé besándote la frente,
                                 para terminar descendiendo hasta tu boca.

                                 Te recuerdo tan ansiosa como el día ,
                                 que con los ojos, mirándome  oferente,
                                 al descubrirme besándote la frente,
                                 bésame en la boca me decías.

                                 Te recuerdo en la evocación de esas etapas,
                                 cuando la ansiedad era frenada por consejos,
                                 que venían provenientes de “los viejos”
                                 que intentaban posponer lo que deseabas.

                                 Te recuerdo en aquellos momentos tan lejanos,
                                 perdido en los mil laberintos de la vida,
                                 cuando nuestros cuerpos de niños se encendían,
                                 tan solo con el roce de una mano.




                        
                                Cuando la vida giraba en melodías,                                             (2)
                                donde todo era más suave y llevadero,
                                donde evaluábamos felices los senderos
                                por donde nuestra joven inquietud nos llevaría.

                                Tiempos de estudios, de proyectos y de entrega,                                    
                                que fueron envejeciendo en una esquina,
                                como aquel niño grande que todavía no se anima,
                                a abandonar sus sueños  de quimeras.

                                Hállame hoy,  muchacha linda y caprichosa,
                                en la misma esquina donde murieron mis ansias,
                                busquemos la ilusión aquella de la infancia,
                                y vivamos otra vez la edad dichosa.    
                                                                                          
CUARTO PREMIO - SUSANA ELIZABETH JOFMAN

Musas, no se retrasen tanto

Hoy por aquí, las musas 
siguieron de largo…
Juntas las nueve
apuraron su paso
¿A qué poeta llevarán su inspiración?
¿A quién le murmurarán acaso?
¿Quién será de sus encantos
el feliz destinatario?
¿A quién le robarán el sueño
y se desvelará hoy esperando
el dulce encuentro?
Diles, si a ti te han visitado
que despierta las  aguardo
Con el cuaderno abierto
y el lápiz de punta afilado,
deseo que mis atentos oídos 
sean suavemente acariciados
por tan esbeltos relatos,
por la música de entonado canto,
por sus delicados compases,
arpas, violines y claves
¡Ah, musas, no se retrasen tanto!



QUINTO PREMIO - BASTIAN JACOB MARIN MALDONADO
Versando a un abuelo


Mi cuerpo olvidó los márgenes del sueño
al no encontrarse de noche
con tu cubierta de mármol,
con la cobija de piel,
tu beso limítrofe
que separa la vigilia del reposo;
mi memoria se esmera
en buscarte al irme a acostar
y me impide dormir si no te encuentra.

Mi edad terca, insolente,
 no me permite aprender cosas nuevas:
por ejemplo
he me aquí, viéndote sin verte,
retrocediendo los relojes de mi vida
queriendo traerte de regreso.
como si no permanecieras viva ya 
a fuerza de costumbre.

La rutina del alma, 
sin remedio, sin prótesis
cojea por los pasillos sin ti
y es que algo mío se murió contigo
(y algo tuyo se murió en mí).

Ahora somos solo yo y el tiempo,
en esa cama,
matándonos mutuamente
con la ligera ventaja mutua
de que yo no soy inmortal.
Aun así sabe cómo lastimar,
alargando los latidos
enfermando los segundos,
retardando los cuerpos celestes,
dándole cuerda al reloj
del cual estoy a merced de su paciencia.


6°PREMIO  - MANDRILLE SILVANA MARIA

La palabra.
Aquella primera, inocente, tierna,
espontánea, imitativa…
ha sido la que balbuceó “mamá”
y tal vez, a igual tiempo, la que susurró “papá”.

El vocabulario inaugural de mi infancia
se armó de palabras chiquitas y preguntonas.
            Repetitivos “qué” exploraban el mundo,
registrando el nombre de todos los objetos.
Incansables “por qué” pretendían ilusoriamente
descubrir las razones de los hechos.

En un emotivo juego de vocablos e imágenes
se sucedían sin tregua los sonidos dulces y risueños:
“abuela”, “muñeca”, “carrusel”, “helado”;
“golosinas”, “cuentos”, “veo veo”, “tejo”.
¡Y cuántas otras que apenas  recuerdo!

¡Pero todo lo cambió el paso del tiempo!
De pronto la palabra se volvió una mueca
y puso cara de seria.
Ya no se sintió amiga de las cosas simples,
obstinada y rebelde quedó atragantada
en mi voz adolescente.

Cuando la confusión se disipó,
alborotada e ignota la palabra “amor”
se adueñó, crédula, de mis pensamientos.
Más tarde comprendí
que a veces las palabras estuvieron confundidas:
“amor” con “pasión”, “verdad” con “prudencia”;
“fortaleza” con “orgullo”, “sensatez” con “debilidad”.

Por momentos sentí necesidad de acallar los ruidos
y que estruendosas retumbasen en mi mente
las palabras “paz” y “silencio” solamente.
También ansié  apoderarme de la palabra “no”
y dejar de conformar a todos
con el “sí” mendaz que querían escuchar.

Acorralada y modelada fui
por las palabras que dije y que callé,
por las que reconocieron a mi semejante
y por las que destruyeron susceptibilidades.

Contradictoria en mi esencia de mujer,
no renegué verme reflejada en el espejo de mis pares
devolviéndome la imagen de quien era.
Hoy en mi mundo no entran muchas palabras,
pero las pocas que abrazo con todas mis fuerzas
son aquellas que por fin consolidan mi identidad:
“padres”, “hijo”, “esposo”, “amigos”;
“trabajo”, “vida”, “hogar” y “poesía”.

De todas las que aún no pronuncié,
“perdón” es la palabra
que a la tumba no llevaré.