TERCER PREMIO DE HONOR
Los objetivos que se consideraron de manera prioritaria de la premiación otorgada fueron : originalidad y mensaje.
Autora Maria Victoria Brown
Un cuento Maravilloso
Mi reloj inteligente comienza a emitir un sonido extraño. Me veo de golpe en un
bosque oscuro y tenebroso. Me pregunto por qué estoy ahí… Me parece oír el llanto de mi mamá. La busco, pero no la encuentro. Asustada y confundida, me siento sobre las raíces de un árbol. Y entonces lo veo, parado frente a ni hay un Elfo. Sus ojos verdes brillan. Pienso que estoy soñando y me pellizco, pero sigue ahí. Le grito que se vaya, que ya es tarde, que desde que murió mi hermana dejé de creer en la magia. Entre lágrimas, le cuento que cuando ella estaba enferma imploré que algún ser mágico la salvara, pero que ni las hadas, ni las cien grullas, ni las Vaquitas de San Antonio, ni Papa Noel hicieron nada. El Elfo, con voz muy dulce, me pregunta si estoy segura. Le digo que quiero salir de ahí y volver con mis papás. Él me explica que primero tengo que superar tres pruebas. Me río. Burlándome, le aclaro que ya tengo diez años y que estoy grande para los cuentos maravillosos de “Había una vez, en un lugar lejano…”
Siento que me acarician la mano. Huelo el perfume de mi papá, pero no hay nadie. Me estoy volviendo loca…
Un haz de luz ilumina una mesa con un lujoso tablero de ajedrez y dos sillas doradas. Una amenazante Sombra negra, sin cara, se sienta junto a las fichas oscuras.
Observo la silla que quedó vacía y luego al Elfo que me asiente con la cabeza. Siento terror, me paralizo. Sé que si quiero terminar con esa pesadilla tengo que jugar la partida. Apenas puedo avanzar, mis piernas se tambalean. El pitido de mi reloj se acelera. Logro sentarme, La Sombra me mira impaciente. Apenas sé jugar al ajedrez, no creo poder ganarle. Las manos me tiemblan. Torpemente, muevo uno de mis peones blancos. La Sombra, concentrada, desplaza uno de sus caballos negros. La noto confiada. Tengo miedo, Me parece oír la voz de mi abuela tarareando la canción mexicana “Cielito lindo”. Recuerdo cuando era pequeña y ella me la cantaba para dormirme… Intentando darme ánimos, empiezo a silbarla bajito. Muevo otra de mis piezas. A la Sombra parece incomodarle mi silbido, pero hace su jugada. Subo el volumen de mi melodía y, de golpe, mis fichas, animadas por la música, comienzan a guiarme en mis movimientos. La Sombra, ya no tan segura, molesta por mi canción, comienza a desconcentrarse. Mis jugadas son cada vez más astutas. La Sombra, furiosa, tira el tablero y se aleja. Dejo de silbar. El Elfo me dice que acabo de pasar la prueba del
Coraje.
El haz de luz ilumina ahora otro sector del bosque. Entiendo que mi segunda prueba estará allí. Mientras me voy acercando, logro divisar un cofre. que brilla
intensamente, está rodeado de hongos gigantes. Una vez ahí, lo abro, las bisagras rechinan. De su interior extraigo un viejo pergamino. El polvo me hace estornudar. El papel está escrito con una letra cursiva hermosa. Nerviosa, comienzo leerlo.
“Lo que permanece cuando todo se desvanece,
Lo que sigue vivo cuando la vida se apaga,
Es el lazo que une el pasado con el presente,
Y hace que lo perdido siga siendo eterno
¿Qué es lo que puede vencer a la muerte,
Y mantener viva la llama de la existencia?”
Releo el acertijo varias veces, me parece imposible de resolver, no creo que nada
ni nadie pueda ganarle a la muerte. Noto que la Sombra, parada frente a mí, me observa burlona. Y entonces, se me vienen a la cabeza las palabras de mi abuela, cuando yo estaba triste por la partida de mi hermana, diciéndome que los que ya no están siguen vivos mientras los recordemos. Evoco el rostro de mi hermana riendo a carcajadas. Grito, lo más alto que puedo, que la respuesta es “¡la memoria!” La Sombra, desconcertada, cae de rodillas y se toma la cabeza. Me duele mucho la nuca, me la toco para saber si estoy sangrando o lastimada, pero no noto nada extraño… El Elfo se acerca a mi y, sonriéndome con la mirada, me aclara que acabo de pasar la prueba de la Sabiduría.
Ahora estoy parada frente a un árbol imponente y hermoso. La luna llena lo tiñe de blanco. Su copa está repleta de flores de color violeta brillante con forma de
mariposa. Miles de coloridos colibríes revolotean a su alrededor. Noto que estoy vestida con el típico traje de cazadora de los cuentos de hadas, túnica de gamuza verde, pantalones ajustados haciendo juego, botas altas, sombrero decorado con una pluma de águila y cinturón de cuero marrón del que cuelgan varias flechas. En la mano derecha tengo un arco. Vuelvo a contemplar el árbol. En el centro de su enorme tronco, dentro de un hueco bien redondo, `puede verse su gran corazón blanco. Está descubierto y late constantemente. Entonces, comprendo que mi prueba es de destreza y que consiste en acertar un flechazo en el propio corazón del árbol. De pequeña tenía un arco de juguete y sé manipularlo, tengo posibilidades de superar el objetivo. Tomo una flecha y me preparo para tirar. Pero al volver a observar el corazón perfecto del hermoso árbol, no me siento capaz. Me digo que no tengo derecho de quitarle la vida a otro ser vivo sólo para salvarme. Rendida, me dejo caer de rodillas. La Sombra, parada a mi derecha, con otro arco en sus manos, ríe a carcajadas. Pienso que nunca más voy a salir de ahí ni a volver a ver a mi familia. El pitido de mi reloj se acelera. El Elfo se arrodilla a mi lado. Con su voz dulce, me dice que acabo de superar la tercera prueba, la de la Empatía y el
Sacrificio. Siento que me mira con orgullo. La Sombra, desconcertada, grita hasta esfumarse. El árbol es rodeado por un polvo mágico. Las flores con forma de mariposa toman vida y revolotean junto a los colibríes. Del interior del árbol, sale el holograma de una niña. ¡Es mi hermana! Corro a su lado. Ella me sonríe, se la ve feliz. Nos abrazamos. La voz del Elfo me dice que es hora de volver… De golpe, todo se poneblanco, sólo oigo el pitido de mi reloj…Despierto en una cama. Un monitor cardíaco emite el mismo sonido que mi reloj y muestra los latidos de mi corazón en una pantalla. Me doy cuenta de que estoy en la habitación de un hospital. Mi papá me está tomando la mano, mi mamá llora en un rincón y mi abuela me tararea una canción mexicana. Me duele el cuerpo, noto que estoy vendada. Descubro que no llevo puesto mi reloj. Al ver que desperté, mis familiares me abrazan emocionados. Mis padres también están lastimados. Me explican
que tuvimos un accidente automovilístico, que yo me golpeé la cabeza y que estuve en coma varios días. Mi abuela exclama que es un milagro que haya despertado y me cuenta que los médicos no eran muy optimistas al respecto. Mientras ellos me abrazan y me narran todo, experimento un sentimiento confuso, estoy contenta de volver a ver a mi familia, pero me da pena que toda la historia maravillosa haya sido sólo un sueño profundo. Acepto que es hora de volver a mi realidad. Un médico se acerca a mí y, sorprendido con mi recuperación, revisa mis signos vitales. La puerta del cuarto se abre e ingresa una enfermera que acomoda un ramo de flores violetas en un jarro con agua. Anonadada, descubro que son iguales a las del árbol mágico. La enfermera se da vuelta y me mira un instante. Tiene los mismos ojos verdes y brillosos del Elfo. Ella me sonríe cómplice y sale de la habitación Suspiro, aliviada. Siento la presencia de mi hermanafestejando con nosotros. Los colores de cuarto se vuelven más intensos. Pienso que es lindo volver a ver el mundo con los ojos de la magia.
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