Titulo: "Las rosas del verano frente al mar"
Las rosas del verano frente al mar
Alguna vez en algún lugar, escuche que las rosas necesitaban trasplantarse varias veces para crecer correctamente,nunca supe si era cierto, pero deje que mis raíces se amoldaran a la tierra mientras era movida de sitio de nuevo.
Las espinas que tenía ahora apuntaban al atardecer, el caramelo dorado en el cielo acariciaba mis pétalos, y yo saludaba con mis hojas al anciano que se alejaba escuchando a su esposa quejarse.
Era un atardecer melancólico, como aquel en el que sabes que se acerca el invierno, y saludas al otoño con una inclinación cerrando los ojos, y agradeciéndole por las hojas que, hacia caer, las cuales resaltaban mis brillos.
Cuando los volví a abrir, el frío golpeaba el exterior de los pétalos rojos de mis compañeras, ya hechas capullos, para no dejar que el frío las destruya. Intente lo mismo, cerrándome para que el frio no me azotara y me dejase seguir mostrando mis colores y elegancia.
El frio paso lento, de a poco marchitándonos a todas, sin tener compasión por la más bella, o la más delicada. El frio es el dolor que más carcome el alma, me refiero al frio de las noches de lluvia, las noches de helada, donde ni los pétalos más gruesos pueden parar los vendavales que quiebran nuestros tallos. Ese frio inmenso, que sacude los robles más fuertes, y rompe a las margaritas más pequeñas.
Pero la primavera volvió a llegar. Ese momento del año donde las flores muestran nuevos colores, los robles se endurecen de nuevo, nuevas margaritas florecen, y el frio que antes carcomía el alma, ahora es la ventisca fresca que nos calma el calor del verano que esta por llegar.
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