martes, 28 de julio de 2015

Cuarta Mencion .- FRANCA SCATURCHIO- EL REENCUENTRO

EL REENCUENTRO
Lorena está frente al espejo, se mira como si no fuese ella, busca en su imagen algo que le recuerde su pasada juventud.  Su examen es cruel; la  mirada se detiene en su rostro, casi sin arrugas. ¡Es cierto! Pero hay surcos profundos alrededor de su boca (marcas de expresión, dicen)…puede ser , ha reído mucho ,fue una muchacha feliz, pero también lloró y sus ojos, alguna vez grandes y brillantes, se han vuelto opacos. Su ovalo bien definido, ahora se ve desdibujado.
Baja la mirada hacia su cuerpo, y finalmente sonríe. Piensa en vos alta: “después de todo no estoy tan mal…con mis sesenta y…!” (Se rehúsa a decir su edad hasta a sí misma)
Ella enviudó joven, está sola. Su  compañía actual: la computadora. ¡Viva la tecnología! Aprendió a usarla para chatear con amigos, subir fotos y tantas cosas más.  Hace poco, entre los pedidos de amistad,…un nombre…Luis Perla, lo vuelve a leer con un sentimiento de estupor y alegría; Luis Perla… “¿Será él? Y sí, el apellido no es común” Ansiosa confirma la amistad, y ahí aparece el agradecimiento con la foto de un señor casi calvo, delgado…su imagen le es lejanamente familiar. Ha pasado tanto tiempo!   
Fue su primer novio, los dos estudiaban y trabajaban, pensaban casarse. Cuantas cosas útiles y no tanto, compraban para su futura casa. El noviazgo duró más de tres años…fueron felices…, hasta el día en que un malentendido los separó .Ella lo dejó  y debido a su terquedad,  la separación fue definitiva. (Lorena ahora ni siquiera se acuerda el motivo).
Él le escribe que está solo, quiere verla, ”¿Te acordas el café de la calle Corrientes donde nos encontrábamos y siempre tomábamos chocolate con churros? …¡vos siempre te manchabas con chocolate! ” “¡Sí, claro que me acuerdo! ¡Pero eras vos que mojabas el churro en el chocolate y salpicabas todo!¨
Chateaban a toda hora y quizás por pudor tardaron en proponer el encuentro, hasta que un día lo decidieron.
“¿Que me pongo? “ Se desespera Lorena, estudiando todavía su imagen en el espejo, se ríe nerviosa, “¿Que me pasa? Parezco una adolescente  a la primera cita…Que ridícula!  Me vestiré como siempre…Y no…por qué? Me pondré el pantalón negro que me afina la cintura, con la blusa floreada, la que me puse para los quince de Laura, todos decían que me quedaba muy bien y que era una hermosa abuela!-vaya!- y me pondré los zapatos de tacos altos…sí…hace mucho que no los uso, espero no caerme!” Corre a buscar los zapatos. “Ya me los pongo!” Sigue hablando (la costumbre de las personas solas que quieren escuchar sus pensamientos)  “Tengo que ensayar… ¿Ensayar la caminata?”…se ríe…” pero sí…enderezar la espalda y no doblar las rodillas -así.”   Lorena había olvidado lo agradable que es sentirse segura, erguida y elegante con un par de zapatos de tacos altos.
El viejo bar de la calle corriente no ha cambiado, Lorena siente como si entrase en el túnel del tiempo- es casi mágico- Él está sentado a la mesa ubicada al costado de la ventana, al verla se levanta, se reconocen, no por las fotos del muro, es instintivo saben que son ellos…”Hola”…”Hola”…
Se sientan, tomados de la mano, se miran a los ojos…se ven jóvenes…

El mozo se acerca, “Dos chocolates con churros”- piden al unísono. Se ríen con ganas…y después el silencio….”cuantos años han pasados” murmura Lorena…”Si más de cuarenta” confirma Luis y agrega “pero dime…  ¿Ayer, porque me dejaste?”

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