La foto del patio…- JUAN CARLOS VIALE
Según
la pantalla gigante del LCD hoy es un día soleado; pero, como mi casa quedó
incrustada entre dos edificios inteligentes, siento que me cubre la sombra de
los avances tecnológicos…
Estoy
inquieto, ¡no aburrido!, pero sí inquieto; no hay manera ni argumentos para
aburrirme en esta casa, donde nací y he vivido y vivo todas las lecciones de la
vida (con alegrías y tristezas); y donde siempre encuentro algo para hacer.
Para
saciar mi inquietud me esfumo de mi lugar común, me deslizo sigilosamente entre
los muebles y vuelo al desván donde aprovecho para limpiar y acomodar algunas
cajas, entre las cuales encuentro una con fotos que me sirve para revivir
hermosos recuerdos; recuerdos que flotan junto a mí ayudándome a disfrutar el
presente…
Veo
una foto del viejo patio, con el piso de ladrillos y la glicina apoyada sobre
una glorieta, observo a mi Abuelo parado, portando su bicicleta junto a mi
Abuela que luce un batón oscuro, y… varios enanitos (criaturas) que los rodean,
entre los cuales está mi hermano, unos primos y también yo. Veo y me imagino escuchar la campanita que
anunciaba la presencia de alguien en la puerta de alambre de la entrada.
En
frente del patio, sobre la vereda que da a la zanja de la calle de tierra, había
dos árboles que se transformaban en un arco de fútbol y donde Buticce (mi ídolo
de aquel momento) cada vez que le hacían un gol tenía que ir a buscar la pelota
entre las flores del jardín de la
Abuela y, por supuesto, tenía que bancarse los retos de la Abuela primero y de la Madre después…
Sigo
ordenando fotos y encuentro una que me trae las imágenes de un cumpleaños, era
el festejo de los 18 años de mi hermano mayor.
Algo
que movilizó a toda la familia, a todo el barrio… Los tachos de 200 lts. cargados
con Crush, Coca, cerveza Quilmes y sidra, desbordados por los pedazos de las
barras de hielo gigantes partidas a mazazos.
El
patio cubierto con las lonas del camión del Tío, y todos bailando al ritmo de
los LP de Música en Libertad y del Cuarteto Imperial que brotaban del WINCO a
todo volumen…
Hasta me parece percibir el aroma
a asado y el olor a humo de la parrilla que se ve al fondo.
Al
seguir revolviendo fotos encuentro otra del patio, y lo veo distinto. El piso ahora es de baldosas en
vainillas, la glorieta y la glicina fueron cambiadas por una rosa china y la
campanita de la entrada por un timbre eléctrico.
Están
Mamá y Papá, y yo con mi impecable traje de Conscripto a punto de volver al
Cuartel después de un franco… Recuerdo
con qué sentimental orgullo me despedían hasta el próximo fin de semana.
Ahora
me doy cuenta que el destino quiso que esté en medio de dos hechos históricos,
cumplí con mi Servicio Militar después del conflicto con Chile por el Beagle y
antes del conflicto con Inglaterra por Las Malvinas…
Siguen
apareciendo sobres, y sigo acomodando fotos. Ahora
aparece otra foto, también del patio, y me hace recordar que Papá ya no está.
La
calle de tierra se transformó en asfalto y la zanja fue reemplazada por una red
cloacal. Menos mal que todavía
quedan los árboles, aunque ya nadie los puede utilizar como un arco de fútbol
por el intenso tránsito (a pesar de los lomos de burro que logramos que
colocaran).
En
esta foto me veo junto a mi Esposa, a mi hija en su bicicleta Aurorita rosa y a
mi hijo (bebé) sentado en su zapato andador.
Estuve tan entretenido que el día se me pasó
volando, igual que la vida… Así que
acomodo esta última foto y me voy a dormir.
Es
una foto actual del patio (o lo que queda de él), los árboles fueron reemplazados
por postes de estacionamiento medido automáticos y al viejo timbre lo reemplazó
un portero eléctrico con cámara de seguridad.
Además
también veo a mis nietos metidos de cabeza en una pequeña computadora. Me siento muy feliz al verlos; pero…, que
lástima, yo ya no me veo en la foto del
patio…
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