sábado, 21 de mayo de 2016

MELINA JULIETA ACOSTA

UNA HISTORIA PLENAMENTE CONVENCIONAL


Ya que son muy comunes este tipo de cuentos, creo que no es necesario comenzar con un "Había una vez", por lo que simplemente, voy a resumirlo:   En un apartado campo repleto de aburridas flores completamente simples, vivía en un palacio una típica princesa, de esas que esperan una eternidad para ser rescatadas. Por supuesto, una bruja que, obviamente no tenía nada más importante que hacer que estorbar y permanecer en los alrededores, custodiaba a la princesa, esperando al típico príncipe que cierto día debe rescatar a la doncella. Claro que aquel esperado día llega, el  patético príncipe enfrenta a la bruja, gana y como trofeo se lleva consigo a la princesa.
Eventualmente, la "feliz pareja" tiene treinta y dos hijos, a los cuales llaman "Sir Felipe del Valle de las Rosas" o algún nombre ridículo como ese, comen perdices y fin.
 Obviamente, este tipo de cuentos terminan bien, ya que los lectores NECESITAN saber que todo acaba felizmente, para que por las noches estos puedan dormir pacíficamente. Pero, ¿acaso nadie se pregunta qué sucede con las brujas, los ogros, los monstruos, con aquellos seres socialmente excluidos?, ¿a nadie le interesa saber si desaparecieron, o si fueron transportados por una ridícula fuerza mayor hacia otra dimensión?
  Claro que mi historia podría narrar cómo sufren su agónica existencia estas criaturas, ya que todos las desprecian, las apartan, las olvidan. Pero no, no haré eso.
  Y por supuesto que esta historia no es diferente, ya que como dice su título, es plenamente convencional.
                                               


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