No quiero una hoguera con llamas que ondulan hacia lo alto.
Prefiero el fuego de pocos troncos, en nuestro hogar, a tu lado.
No quiero la carcajada del momento, fácil, estrepitosa, vulgar.
Prefiero la cálida y cómplice sonrisa que dura una eternidad.
No quiero lo efímero de una explosión magistral.
Prefiero pequeñas chispas, que alerta me mantendrán.
No quiero un galope alocado y extenuante contra el viento.
Prefiero el trote seguro que siempre me llevará a tiempo.
Porque la vida me ha enseñado
que estar enamorado:
es explosivo, fugaz, alocado.
No es lo que yo quiero.
El amor, el amor verdadero,
es el que camina paso a paso;
porque es sabio y respetuoso:
por eso lo prefiero
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