ELLAS, poema por Zoe
Aquellas mujeres, las que nos precedieron,
susurraron palabras en el viento.
Tantas veces, cerrar la puerta, antes de abrirla.
Ojeras bordadas sobre las mejillas pálidas y cansadas.
Alguien tenía que rescatar sus sueños,
la alegría detenida en el mantel a cuadros,
los anhelos dispersos en el olvido,
el piano enmudecido, los dibujos descartados,
garabatos de un poema. Obediencia debida.
Algún amor que se apagó antes de encenderse en llamas.
Una noche, trasnochada, cada mujer amada
nos habló al oído. Entendimos los ruegos, la súplica,
el deber de liberarlas de sus tumbas
para abrir las puertas de sus jaulas,
para ir a correr, para ir a jugar, por su derecho a soñar.
Todo lo que reprimieron, lo que callaron,
secretos encofrados en cáscaras de nuez.
El deber de transmutar los huesos secos
en gritos dulces para las hijas,
de humanizar los rostros adustos
enmarcados en sepia sobre las repisas.
El deber de desatar las amarras de cada mujer amada,
de aquellas, las que nos precedieron.
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