Mis manos
Mis manos se arrugan
pero en cada línea trazada
figura una experiencia ganada.
Miles de aventuras
recorrieron su plácida piel:
desde el trazo de una letra
hasta una caricia dada.
Mis manos como mariposas
volaron tras una pelota
o el dibujo de una letra mal trazada.
Bailaron en el aire
al compás de un ritmo acelerado
o de una música pausada.
Un pincel en trazos con pintura
o una pala aferrada
para abrir surcos en la tierra amada.
Mis manos se arrugan
pero en ellas jinetean
las riendas de una montura,
años de aventura,
tiempos laborados
y en pos de la ternura.
¡Cientos de caminos!
¿Qué dirá cada una?
Mis manos acariciaron
a los hijos de mis entrañas
y buscaron otras manos
para compañeros de su vida.
Mis manos supieron
de las caricias de un padre y una madre,
de los amigos que cruzaron por mi vida,
de los trazos en una pizarra
y la guía de tantos infantes,
por las rutas educativas.
Mis manos elevan su plegaria
al Dios de los cielos
en tiempos de angustia y alegría.
Hoy, mis manos se arrugan
pero cada arruga es vestigio
del tiempo vivido.
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