Morena
Me pides que no te quiera, te digo, amor, que no puedo,
porque en tus ojos, morena, es donde vivo y me muero
y aunque sé que me lo dices porque en fin, ya tienes dueño,
no creo lo que me pides, no es lo que dice tu cuerpo.
Si cuando voy por tus brazos me sumerjo en el caldero
donde se cuecen las ansias, donde se encienden los besos,
cómo pretendes, morena, que me aleje de ese fuego,
si tus labios son la llama que va de mi boca al pecho.
Pídeme, ya, lo que anhelas, más nada amor, te prometo,
las hogueras no conviven con frías barras de hielo,
eres luna al acostarme, eres sol cuando amanezco
y eres tortura infinita cuando a su lado te veo.
Si se cerraran tus ojos a mi mirar cancerbero,
si la humedad de tu boca se secara en tu silencio,
si tus pasos se alejaran y ya no hubiera regreso,
te juro, amor, que a mi vida le doy por meta el infierno.
Morena me has encendido una luz en mis proyectos
la tarde que me dijiste: ¡Ay, mi amor, eres mi cielo!;
no la apagues, vida mía, pídeme un tiempo, te espero
y cuando tú lo decidas iré, morena, a tu encuentro.
Prefiero sólo un minuto que padecer en lo eterno
la ausencia de tus caricias, lo anhela mi ser, completo,
no me asfixies, no me ahogues, no me quites el aliento,
morena, vivo del aire que exhalan nuestros momentos.
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